Para Torre Herana, Eduardo llevó a cabo una obra monumental: la fabricación e instalación de una celosía escultórica de 39 metros de altura, integrada por quince módulos de acero y resina catalizada. Inspirada en el diseño del Maestro Ernesto Hume, esta pieza encarna el cruce entre lo artístico y lo urbano. Más que un revestimiento arquitectónico, la obra se erige como un tótem contemporáneo, revelando cómo el arte puede dialogar con la verticalidad de la ciudad.